| Descripción |
En la cara principal Hefesto montado en un burro itifálico hacia la derecha. Faltan aquí los atributos que en otras escenas similares identifican al dios, como las tenazas necesarias a un herrero, pero su aspecto, con la barba recortada, le separa de lo dionisíaco. La procesión se abre con una ménade que mira hacia atrás. Detrás del burro un sátiro desnudo transporta a grandes zancadas un odre de vino. Le sigue otro sátiro también desnudo.
No hay.interrupción entre las dos caras del vaso ya que se ha prescindido de la decoración ornamental bajo las asas. Precisamente este espacio es ocupado en una de ellas por un sátiro arrodillado que se masturba con las dos manos.
En el otro lado del vaso aparece Dioniso coronado con una rama de hiedra roja y vestido con su habitual quitón largo en contraste con la desnudez de los sátiros. En la mano izquierda lleva el ritón y en la derecha una larga rama de hiedra, una planta fría y húmeda, estéril, el contrario de la ardiente vid que vigoriza la fuerza sexual. Delante de él una mujer levanta el extremo del bordado velo que cubre su cabeza, en el claro gesto de las novias. Detrás camina un sátiro desnudo. Detrás de la mujer un sátiro baila y tras él una ménade lleva una nébrida.
La imagen del regreso de Hefesto en los vasos griegos fue popular durante mucho tiempo. Primero la trataron los pintores corintios y luego los áticos en vasos tanto de figuras negras como de figuras rojas. Iconográficamente la representación se mantiene igual durante ciento setenta años. La atención principal no se pone en la liberación de Hera sino en el cortejo dionisíaco. Este tema dionisíaco fue tan importante que llegó a representarse en el santuario de Dioniso en la pendiente meridional de la Acrópolis de Atenas.
El regreso de Hefesto es un tema divertido y jocoso, pero su importancia cultual no se debe trivializar. La ascensión a la morada de los dioses del dios herrero, conducido en un burro itifálico entre sátiros y ménades se hace en la compañía y bajo el poder del terrible Dioniso. El sentido de la escena es de catarsis y liberación bajo el poder de Dioniso, de ascensión al cielo con la guía del dios de la vegetación húmeda y cambiante llevando una fría rama de hiedra, la planta que le protegió del fuego en su primer nacimiento. Donde todos los dioses han fracasado, este dios extraño y "extranjero" con el poder de su ardiente líquido sagrado triunfa.
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